El Amor por experiencia
Amor, esa palabra que nos queda tan grande y que no sabemos cómo adecuarnos a ella.
¿Es el amor incondicional el verdadero amor? ¿Lo es el enamoramiento? Mucho se ha dicho ya de estos temas, que primero es el flechazo de la ilusión, que luego se van limando las asperezas en consonancia con los verdaderos aspectos del otro y con los propios que vamos descubriendo, que luego de mucho trabajo y sinceridad y lealtad se llega al verdadero amor, eso sí, con los límites de respeto correspondientes…¿cómo llevar los conceptos ideales, abstractos, a la vida diaria, poder vivir verdaderamente en el amor?
Veamos las dudas que van apareciendo:
¿El amor es un sentimiento? ¿Es un don? ¿Puede mudarse de ropa tan pronto como se cierra la puerta? ¿Es la química? ¿Es la construcción de toda una vida? ¿Si falta algún elemento de estos, se puede inventar?
Si en la relación con otra persona proyectamos toda clase de cosas, ora nuestras, ora de los antepasados, ¿qué queda del otro? ¿Es un espejismo? ¿O podemos ir construyendo un puente que una nuestras realidades, defectos y virtudes para crear algo diferente que nos eleve a ambos?
¿Quién soy yo cuando me miro en el espejo de otro? ¿Qué queda de mí si soy solo las proyecciones que el otro tiende sobre mí y que yo misma intento fogonear para que no caiga el espejismo?
¡Qué difícil es la relación entre humanos! Sin el afecto de otros morimos, presos del amor de otros también morimos.
Es en el delicado equilibrio, de la tensión de la cuerda entre ambos que podremos transitar la vida en puntas de pie y con ayuda de un buen paraguas.
El secreto está en la tensión, si tiras demasiado se corta, si está demasiado floja no hay contención.
Aún así, el amor seguirá siendo, un bello misterio.
Silvia Munton, agosto 2013