Auto-estima y Amor a Sí Mismo
Frecuentemente me encuentro con personas a quienes les han dicho que su problema era que tenían baja autoestima. Entonces, la pregunta que hacen lógicamente es “¿Cómo hago para elevar mi auto-estima?” como si pudieran apretar el botón del ascensor para llegar al piso más alto del edificio, abrir la puerta y encontrarse en “auto-estima alta”.
Muchas personas a su vez temen que cuando se abra la puerta del ascensor en este piso les estén esperando los compañeros para tirarles tomates, y burlarse de ellos: “¿quién te creés que sos para llegar hasta allí?” y rápidamente cierran la puerta del ascensor para descender al último sub-suelo, so pena de quedar fuera de la manada, perder el amor del otro, o de pecar de soberbia, egocentrismo, y falta de solidaridad.
Ante este escenario, me surge la pregunta: ¿Qué es la autoestima? Una persona me contestó:
-“es la confianza en las propias capacidades y habilidades, la seguridad en sí mismo”.
Y ¿cómo se obtiene esta seguridad en sí mismo? pensé. Lo cual me llevó a diferenciar Sí Mismo y Yo.
El Sí Mismo, ese ser esencial que todos tenemos dentro, o mejor dicho, todos somos profundamente, es fuente de toda seguridad porque es Amor puro.
Lo que nos da inseguridad es la lucha de egos por la supervivencia. “¿Podré yo competir con la super-modelo, o con el más inteligente científico, o el más habilidoso deportista o más creativo artista?” Si nos comparamos con las imágenes externas, rara vez podremos sentirnos seguros o con alta autoestima, salvo que nos justifiquemos con quien está peor que nosotros o peor aún, tengamos necesidad de bajar o pisotear al otro para sentirnos superiores. A nivel del Ego, las capacidades y habilidades se aprenden, se entrenan, y en su justa medida son necesarias para desempeñarse en esta vida.
La verdadera seguridad, sin embargo, solo podrá obtenerse de adentro hacia afuera, desde esa región profunda dentro nuestro que sabe quiénes somos, por qué estamos aquí, cuál es nuestra tarea en la vida, y cómo llevarla a cabo de la manera única en que sólo cada uno de nosotros lo puede hacer, porque nadie más lo podrá hacer en nuestro lugar. Hay lugar para todos en este mundo y un derecho inalienable de cada uno por su existencia, ¿por qué si no estaríamos aquí?
Esta seguridad básica es la que provee la Naturaleza en primera instancia, el cuidado y atención primarios de la madre nutricia en todo sentido, y si estos por alguna razón no han sido dados, es nuestra tarea de adultos la recuperación de esa paz por diversos medios, entre ellos la meditación, la psicoeducación, o las terapias que lleguen hondo a ese aspecto del Ser.
Desde esta seguridad básica uno se vuelve humilde y cooperativo más que violento y competitivo, y puede desplegar su sabiduría sin temor a quedar expuesto, porque se sabe simplemente parte de la grandeza del mismo universo, digna parte, por minúscula que sea, de Amor, tanto de los otros como de nosotros mismos.
Por ello, para elevar la auto-estima, nada mejor que amigarse con uno mismo, observarse en profundidad, conocer sus propios miedos, reconocer sus habituales actitudes defensivas, comprender estas actitudes también en los otros, y de a poco ir permitiendo que ese ser único que es cada uno se vaya desenvolviendo en la seguridad de que es eso lo que ha venido a hacer.