Escribir para expresarnos, aliviar las penas, alegrar los días.
Prosa

Un Sueño

Hace muchos años atrás, al menos 10 años atrás, fue una noche buena, como la que paso hace unos días atrás
La diferencia, además de mi juventud, es que esa nochebuena, una noche clara y cálida, sentía o padecía una sensación de soledad y angustia. La verdad que ahora no recuerdo por que el motivo de esos sentimientos, pero en verdad, siendo todo bueno, yo me sentía aislado. Esos sentimientos hicieron que me acostara temprano, tal vez a la una de la madrugada de la navidad ya estaba acostado.
 
Me dormí profundamente, y en algún momento del sueño tuve una visión. La diferencia más grande con respecto a otras que he tenido antes o después, creo que tiene que ver con la información que se me dio, y con la universalidad de la misma, y por qué no con la manera singular de recibirla.
 
La visión comenzó como un documental, si así de simple, dentro de mi cabeza se proyectaban imágenes, y una voz en off relataba lo que iba viendo, en verdad algo muy gracioso. Recuerdo que al principio era como ver un canal de historia, como el History Channel, pero todo iba muy rápido, y en ese comienzo aun no distinguía lo que me decía la voz.
           
Al cabo de unos instantes, las imágenes comenzaron a ser más lentas, y la voz se hizo clara y nítida para mí.
El mensaje fue esclarecedor, aunque no desconocido, tal vez algo que siempre nos han dicho desde lo religioso, pero las imágenes si fueron algo impresionante, porque si bien se correspondían perfectamente al mensaje, me mostraron algo que jamás en mi vida hubiera imaginado de esa manera.
           
El mensaje fue el siguiente:
 
“Todos somos seres luminosos, todos irradiamos y recibimos luz, algunos más otros menos, todos estamos conectados entre si, y todos somos la misma luz”
 
Mientras la voz me contaba esto, la imagen que se me mostró, fue una serie de huevos luminosos, como medusas vagando en un espacio oscuro, como si los seres humanos hubieran perdido su forma para convertirse en esto. Claramente se veía que estaba apoyados en algo como el suelo, aunque más parecía que navegaban en un éter sideral.
De estos huevos salían filamentos, en todas direcciones, algunos parecían más finos, otros mas gruesos, pero de cada huevo luminoso salían muchos de estos, y a través de ellos se veían destellos de luz que iban y venían del huevo. Cuando los filamentos de unos tocaban con los filamentos de otro huevo, la luz se acumulaba como pequeños destellos, como si la luz de uno se intercambiara con la del otro, y así sucesivamente.
 
Nunca comenté esto a nadie. 
 
Unos atrás del presente, y mucho después de tener esa visión, mi hermano me dio un libro “Las enseñanzas de Don Juan”. En este libro, que no quise terminar de leer, se relatan las enseñanzas del chamán Don Juan Matus a Castaneda, el autor.  En un tramo del libro, Don Juan relata que los seres humanos, vistos desde otra realidad son o están conformados como huevos luminosos, y de ellos salen miles de filamentos, y estos filamentos los conectan con esta y otras realidades, etc. Imaginen mi asombro cuando leí esas líneas, cuando vi que alguien había escrito en un libro, una experiencia que me parecía tan pero tan personal, y por eso mismo tan difícil de compartir o describir.
 
Hace unos meses atrás, tuve otra visión, y quiero ponerla a la par de la primera, porque también me deja un mensaje de universalidad y una singularidad de interpretación.
 
En esta visión, mi cuerpo volaba hacia un destino desconocido. Esta sensación de volar, creo que todos la hemos tenido alguna o varias veces. A mi me ha sido reconfortante a veces y otras me ha causado miedo, por el hecho de ser tan real. Mi razón me dice, los hombres no vuelan, y en el sueño tengo miedo de caer. Esta vez fue así, por momentos me daba mucho miedo de caer, y entonces me enfocaba en el aire y en la atmosfera para que me sostuviera, y me obligaba a ir más alto.
De esta forma sobrevolé ciudades, y luego montañas, cada vez mas alto, en algún momento atravesé un océano, y llegue a un cúmulo de islas que tenían una geografía montañosa cubierta de nubes bajas. Puedo decir que el paisaje me parecía un lugar Japonés, por su geografía, y mi idealización de ello.
Comencé a bajar de altura, crucé las nubes, y me encontré con una gran torre, muy pero muy alta, color rojo intenso. En la punta se encontraba apoyada como una lenteja gigante del mismo color, como si fuera una esfera achatada. Mi vuelo siguió en dirección a ésta, y al acercarme, entré por una abertura, y me encontré en un gran teatro circular. Ni bien entré, a mi derecha, había un palco, y sobre este, una cenefa que contenía un símbolo color dorado, no recuerdo bien como era, pero me dio la impresión que eran líneas espiraladas, o con muchas curvas.
El palco estaba vacío, al igual que las gradas que rodeaban todo el perímetro interno de la lenteja. En el medio, en vez de escenario, estaba el vacío que recorría el interior del tubo de la torre. Y cada cuartos de grada, había entradas como arcos de medio punto, con caminos que conducían hacia las butacas. Hice un vuelo de reconocimiento a todo el lugar, y de pronto escuche voces que se acercaban, aterrice en las gradas y me escondí debajo de una de las butacas.
 Muchos jóvenes empezaron a entrar, tenían entre 18 y 25 años tal vez, y parecían todos de diferentes nacionalidades, o etnias. Hablaban a viva voz entre ellos. Cuando el lugar se comenezó a llenar, tuve miedo de ser descubierto, así que decidí sentarme en una butaca y hacerme pasar por uno de ellos.
Las butacas se llenaron, y pronto se dieron cuenta de mi presencia, y a la vez notaron que yo no era parte de ellos. El recinto se llenó, y me miraron en silencio, pero no de forma hostil, solo miraron.
Algo me impulsó a tomar vuelo una vez más, sobrevolé sus cabezas, y luego me paré suspendido sobre la cenefa que contenía el símbolo. Los mire a todos, y en ese momento hablé. Mi voz cambio de tono, no era mi voz, y de mí salieron unas palabras que tampoco eran mías…
 
“No somos nada, y eso nos hace exactamente iguales a todos…”
 
Luego de eso desperté.
 
Hoy quiero compartir esto con ustedes, cada uno le dará el significado que quiera, o que pueda.
 
Mi intención en todo momento, es que recordemos que en el origen hemos sido Uno con el Todo, en el origen, en algún momento nos sentimos hermanados desde el ser.
Este año ha sido un año difícil, el mundo esta en crisis, mucha gente esta muy violenta, o tiene mucho miedo y muchas personas están viviendo en condiciones de mucha penuria.
 
Es mi deseo, que el mundo gire para otro lado, y que podamos encontrarnos más unidos, que realmente podamos ser conscientes, de que venimos de la nada misma, y la nada no hace distinciones de ningún tipo, todos estamos desnudos dentro de a ella. Y esto lejos de ser agobiante, es una razón para ser felices, todos somos nada, y por ende todos somos la gran posibilidad del Todo.

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