No lloro por las rosas
No lloro por las rosas, amigo
Sino por las espinas que pude recortar.
Por la capa caída,
Los velos desgarrados,
El papel de diario deshecho y mojado
De sacar lustre a vidrios opacos.
Lo viejo que se va me es preciso llorarlo,
No sea que falte valor a lo que hubo una vez.
Rey coronado, rey destronado
El pueblo llora al que se va
Al tiempo que aclama la nueva potestad.
La potestad de lo propio, límpido, renaciente
Desgarrado de vetustas historias
Brilla en su eterna luz
Y rinde honores al fundamento de donde emergió.
Por eso lloro, amigo
Para enterrar a los muertos
Y renacer a la vida.
Lloro de pura alegría.
Silvia Munton
agosto 2014