Escribir es crear sinfonías de un violín vencido.
Poesía

 

Tesoro

Oh, angelito mío, quédate allí

Allí donde las sombras no te llegan

Allí donde todos te veneran.

Encerrado en tu pompa de cristal

Invulnerable a los vaivenes humanos

Siéntete seguro e inviolable.

No te dañarán los impúdicos truenos

No te destituirán los mudos rebeldes

Allí no existe el tiempo.

El amor angelical

Continuará indeleble

Brillando eternamente

En la oscuridad.

 

Quédate allí donde yo pueda

Echar mano de tu compañía

Al cerrar los ojos;

No rompas el hechizo

Con dudas y preguntas;

No te vuelvas real a tus encrucijadas.

Sueña inmóvil y no me dejes

Caer en la desilusión.

 

Silvia Munton, agosto 2013

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