Escribir es abrirse sobre el papel, verterse en palabras que nutren.
Poesía

 

Lucha de calma en la tempestad

Inmersa en el lodo de este tormentoso río

Me he hundido en el fango de las emociones turbias

Aquellas que no dejan percibir con claridad

lo que está bien,

lo que hace daño.

Profanada, doblegada, en el remolino turbulento

Dejándome llevar por la corriente poderosa

Intentos de manotear el banco circundante

La arena se disuelve entre mis manos.

Agarrarse a alguna raíz desenvainada

El buitre aprovecha la momentánea calma

Y vuelta a enmarañarse entre las algas

Y dejarse chupar por el suelo movedizo.

Bocanadas de aire, clamor de emerger

Del infierno que arrastra, absorbe, no deja ver.

Las olas al fin tiran el cuerpo sobre la playa

A descansar, a reponerse, a tomar fuerzas del aire puro.

Estaqueada, cuarteada, abierta en dos con las entrañas afuera

Alimento para aves rapaces,

Auxilio de vendas y ungüentos cicatrizantes.

 

¿Dónde está esa sonrisa que otrora tronara

 la cara radiante de serenidad anhelada?

Apelar al ingenio, al saber que siempre está

El sol tras las nubes, la luz en la oscuridad.

Volver al nido de seres afines

Cerrar la puerta al vano suplicio

No permitir que zozobre el barco

Que la vela esté firme flameando al viento.

Cuán lejos se siente ahora esa instancia erguida,

En el horizonte se vislumbra

Ya pronto llega.

 

Quédate tranquila, querida amiga.

Descansa y sostén,

El malestar pasa,

Los gritos también.

Reconocer y estar atenta

A la próxima oportunidad

Con frialdad de princesa

Discernir la verdad.

Llegará la sabiduría

Si te dejas permear

Por el corcel de acero

Que brilla en la tempestad.

 

Silvia Munton

Noviembre 2014

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